Obra - Coreografía del Mito
Una exploración visual donde los ídolos pop dejan de ser símbolo de una época dorada y se convierten en actores de un presente artificial.
- Artista
- Rosniel Abril Tosca
- Año
- Técnica
- Acrílico sobre Lienzo

Concepto
Coreografía del Mito surge de la observación de cómo nuestros íconos culturales han sido transformados por la era digital. Ya no son figuras históricas con narrativas complejas, sino fragmentos virales optimizados para el consumo instantáneo.
La obra presenta a Elvis y Marilyn no como los artistas que fueron, sino como los datos que se han convertido: píxeles infinitamente replicables, contenido que alimenta la máquina del entretenimiento digital. Sus gestos iconográficos se repiten en loop, como un GIF que nunca termina de cargar la humanidad detrás del mito.
Esta pieza cuestiona la relación entre memoria cultural y algoritmo, entre nostalgia auténtica y nostalgia manufacturada para el engagement digital.
Proceso Creativo
- Pop Art
- Iconografía
- Cultura de Masas
- Simulacro Digital
El proceso comenzó con una investigación sobre la transformación de figuras históricas en memes y contenido viral. Utilicé técnicas de acrílico tradicional combinadas con elementos que evocan la estética digital: colores saturados, contrastes extremos y composiciones que recuerdan a las interfaces de redes sociales.
La paleta cromática está directamente inspirada en los filtros de Instagram y TikTok, mientras que la composición replica la estructura visual de feeds infinitos donde estos íconos son constantemente reciclados.
Abril Tosca logra capturar la esencia de nuestra relación contemporánea con los íconos culturales. Su obra es un comentario agudo sobre cómo la nostalgia se ha convertido en contenido algorítmico.
- Dimensiones (cm)
- 100×70
- Tiempo de desarrollo
- 3 meses
- Año de creación
- 2025
- Loops algorítmicos
- ∞
Impacto Cultural
Coreografía del Mito ha resonado especialmente con audiencias jóvenes que han crecido consumiendo cultura a través de pantallas. La obra ha sido exhibida en espacios que combinan arte tradicional con experiencias digitales, creando un diálogo entre el soporte físico de la pintura y la naturaleza efímera del contenido digital.
La pieza forma parte de una serie más amplia que explora cómo la iconografía del siglo XX ha sido recontextualizada en el siglo XXI, no como historia, sino como contenido en constante recirculación.